No soy parte de las estadísticas tradicionales, pues en mi casa todos eran empleados, pero desde muy temprano entendí que yo prefería ser la responsable y mantener el control de lo que hacía y lograba. He recorrido el camino del emprendimiento desde hace poco más de 20 años cuando decidí dejar un muy buen empleo fijo para poder dedicarme a lo que me apasionaba y al mismo tiempo estar cerca de mis hijos pequeños en su proceso de crecimiento. Un año después de ese paso, enfrenté un divorcio y decidí que a pesar de las nuevas adversidades que eso implicaba, me quedaría siendo independiente profesionalmente y más que nunca de lleno con mis hijos. El camino no ha sido fácil y no siempre ha sido divertido, de hecho mi curva de aprendizaje fue larga y en muchos casos dolorosa por la falta de apoyo y orientación en los primeros años.

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En los últimos 11 años he sido parte del diseño de estrategias y programas de cultura  emprendedora de mi país, he construido varios negocios (¡y quebrado algunos!), entrenado a más de 3,000 emprendedores en Latinoamérica, apoyado a cientos de negocios y construido una comunidad de apoyo de más de 4,000 mujeres con la Fundación Liderazgo en Tacones. No fue hasta mis 44 años, después que mi labor de madre produjo 2 adultos independientes, y de descubrir que la sobrecarga que llevé por muchos años me convirtió en paciente de fibromialgia, que finalmente pude construí Inspire, un negocio rentable, alineado con mis competencias y pasiones y adaptado a la vida que necesitaba.  Hace 5 años volví a emprender en el amor y mi esposo hoy me acompaña como mi principal aliado.

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Hoy día comprendo que solo la perseverancia, trabajar en mi autoconocimiento, ser una eterna aprendiz de todo lo que me ayude a ser mejor empresaria y persona, disfrutarme las subidas y asumir como retos las bajadas de la montaña rusa que vive toda mujer emprendedora, hacer lo que amo es lo que me ha permitido llegar hasta aquí. Tardé muchos años en disfrutar de la libertad, plenitud y felicidad que da el decidir y hacer cada día al despertar solo lo que realmente quiero. No es que hoy tenga todo resuelto, siempre hay nuevas cosas que enfrentar, pero deseo aportar mis experiencias para ayudar a otras mujeres del mundo a reducir su curva de aprendizaje, a no sentirse tan solas como me sentí yo al iniciar y contar con la asesoría que muchos me dieron a mi para salir adelante.

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El proceso de reinvención por la pandemia del Covid-19 me regaló la oportunidad de crear esta plataforma y El Club de la Tribu para cumplir ese sueño, con el espacio para apoyarlas no solo  en construir negocios rentables, sino también a empoderarse transformando su mentalidad, rompiendo sus limitaciones y miedos, para que puedan disfrutar plenamente de la vida que quieren y merecen.

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Xiomi

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